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Cuando llego a Marrakech, la ciudad me conquista inmediatamente. Su oferta es tan atrayente como intangible, donde las sensaciones, los colores, aromas, sonidos y sabores, se cuelan en mi espíritu sin darme cuenta.
Cuando llego a Marrakech, la ciudad me conquista inmediatamente. Su oferta es tan atrayente como intangible, donde las sensaciones, los colores, aromas, sonidos y sabores, se cuelan en mi espíritu sin darme cuenta.
Manos pintadas con Henna
Músicos de la Plaza Jemaa-el-Fna
Aviso para los navegantes. Es fundamental llevar dinero suelto. Si vas con una cámara, te gustará lógicamente hacer numerosas fotos. Pero ¡ojo!, todo aquí tiene un precio. Si lo que quieres- como me imagino- es fotografiar a todo lo que tus ojos ven, es necesario que pagues por esas fotos. Ten en cuenta que todos los que están ahí, no lo hacen para quedar bien en la foto. Las propinas tuyas y de los demás visitantes, serán el sueldo que necesitan para vivir. Para evitar entonces malentendidos, lo mejor es que después de hacer las consabidas fotos pagues lo que tu encuentres conveniente, pero sin pasarse tanto en demasía, como en la ridiculez. Para eso está el sentido común.
Encantador de serpientes.
Ante mis ojos van apareciendo los narradores de historias, siempre rodeados de lugareños ya que solo lo hablan en árabe, los encantadores de serpientes, los domadores de monos, las mujeres que pintan manos y pies con henna; los acróbatas, los bailarines, los músicos, los boxeadores que por pocos dirhams, alquilan unos guantes para “boxear” con quien quieras; los dentistas que cuando les miras o te acercas, te enseñan un pequeño martillo para decirte que te puede sacar una muela allí mismo; y la colorista figura de los aguadores. Su llamativo vestido de color rojo, un sombrero que bien parece el arco iris, y unos recipientes de cobre para servir agua, rememoran un oficio que hasta hace pocos años era uno de los más importantes de Marruecos.
Puesto que el sol se está poniendo, me subo a la terraza del café Glacier, para disfrutar del ambiente nocturno de la plaza. El humo producido por la elaboración de las comidas envuelve de una atmósfera casi tenebrosa a la plaza. Mientras un sinfín de curiosos vehículos y peatones revolotean por la plaza, un vendedor de globos deja una puntada de colorido en ese atardecer de la ciudad y es entonces cuando llega la hora del rezo y el muecín llama a sus fieles desde el minarete de la impresionante mezquita Koutoubia, que con sus 70 metros de altura, rivaliza en belleza con su “hermana” la Giralda Sevillana. El sol va desapareciendo irremediablemente por el horizonte. Y el color que deja, se funde con el rojo de las murallas y las casas de la medina. Estos momentos son para mi algo difícil de olvidar. Sin darme cuenta me quedo absorto por lo que estoy viendo, y el té a la menta que estaba tomando se me queda frío. Pido otro té. Y así disfruto más tiempo la plaza, hasta que la noche cerrada queda solo rota por las luces de los puestos de la comida.
MEDINA DE MARRAKECH
Voy a descansar al Riad en que me alojo. Los (Riads), son antiguas viviendas tradicionales con patios interiores, (algunos incluso tienen piscina), que se han convertido en los alojamientos más deseados por los visitantes.
A la mañana siguiente, descubro el Zoco donde hago las compras necesarias regateando, claro está. Luego me pierdo por la Medina con sus intrincadas calles, siempre con sus casas de tonalidad rojiza. Así visito la Madraza Ali Ben Youssef, el Palacio de la Bahía, el Palacio el Badi, y ya extramuros, el magnífico Jardín de la Menara, poblado por cientos de olivos. En el centro del jardín un pabellón construido en 1866, da el contrapunto al estanque, que ha hecho que se convierta en uno de los emblemas fotográficos más famosos de todo Marruecos. Disfrutando de esa visión, no me doy cuenta que tengo toda mi ropa mojada, y es que aunque parezca mentira en Marrakech también llueve. Es otra manera que tiene la ciudad para agradecerme que la haya visitado.
RIADS ANGSANA
Después de tanta eclosión antropológica, y para finalizar el viaje, un taxi me acerca a poco menos de media hora de Marrakech, a una Reserva Natural llamada “TERRES D’AMANAR” http://terresdamanar.com, enclavada a los pies del Atlas. La concepción en que se basa este proyecto, es de un turismo responsable y un respeto absoluto al medio ambiente, tanto en las instalaciones, como en el hotel que se ubica dentro del recinto.
La estrella de toda esta reserva son las actividades al aire libre que se realizan para los visitantes. Aquí se puede hacer “tirolina, senderismo, cruce de puentes, escaladas, etc”. Nunca en mi vida había hecho yo tirolina, y sin embargo aún sabiendas que mi adrenalina se pondría a cien lo hice con mucho miedo. El resultado fue fascinante. Hubiera repetido varias veces para saborearlo mejor, pero la llamada de la piscina del hotel, me llamaba tan fuerte que opté por pegarme un baño con la vista puesta en el Atlas.
“Le Domaine D’Amanar” Douar Akli Commune Tahannaout-Province El Haouz. Tel: +212 (0) 5 24 43 81 03.
GUÍA PRÁCTICA
COMO LLEGAR: Royal Air Maroc
DONDE ALOJARSE: RIADS ANGSANA, cadena de varios Riads en la medina de Marrakech. Derb Nakouss Derb Zaoula-40000 Marrakech. Tf: 212 5 24 38 89 04
DONDE COMER: Le SALAMA, 40, rue des Banques, Kennaria- Tf:212 524 39 13 00 Al lado de Jemaa el fna. Comida Marroquí.
Le TANJIA. Derb J’did- Hay Essalam Mellah,Medina . Tf: 212(0)534 383836. Comida Marroquí.
RESTAURANTE Le TANJIA
TEXTO Y FOTOS: CARLOS R. ZAPATA
Me han encantado las fotos de la ciudad, y además me ha hecho recordar esa estupenda canción del supergrupo norteamericano que todavía recuerdo con ilusión.Enhorabuena.
ResponderEliminarQue recuerdos de ese viaje. Fue fantástico y más fantástico conocerte.
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