Madrid es una ciudad verde, que cuenta con unas 5000 hectáreas de parques y jardines públicos en los que los madrileños podemos disfrutar del espectáculo de sus variedades arbóreas, parterres, lagos, fuentes, palacetes y paseos.
Uno de los parques con los que cuenta la ciudad es el llamado "La Quinta de los Molinos", que fue considerado Parque Histórico en el año 1997 y tiene la entrada por la calle Alcalá, junto a la salida del metro Suances.
La quinta fue propiedad del Conde de Torre Arias y en los años 20 la cedió al arquitecto alicantino César Cort Botí. Este le dio la forma que podemos ver hoy y lo adornó con los almendros que son una de sus joyas.Aunque cualquier época del año es maravilloso pasear bajo la sombra de los pinos, olivos y eucaliptos, es al comienzo de la primavera, cuando florecen los almendros, la especie arbórea mas apreciada en el parque, el momento cumbre para visitarlo.
Cientos de almendros, se reparten por los mas de 100.000 metros cuadrados de la Quinta y pintan de blanco y rosa el espacio, ademas de aromatizarlo con el suave perfume de sus flores.
Miles de paseantes, con sus cámaras de fotos, e incluso pintores con sus pinceles, inmortalizan ese maravilloso y efímero instante, mientras las familias se sientan en el césped para disfrutar de los primeros rayos del sol primaveral, dejando a los niños jugar y corretear por las verdes praderas, bajo un cielo como si fuera de nieve, por tantas flores como visten las ramas de los almendros.
Paseamos por el parque y llegamos hasta la Casa del Molino, o del Reloj, desde la que tenemos una preciosa panorámica del lago. Y ademas a nuestra espalda se erige la silueta del palacete de estilo alemán adornado con una rosaleda y otro molino que se encarga de llevar el agua que sirve para el regadío del parque.
Molino de la Casa del Reloj.(Dcha)
Estanques gemelos.(Abajo)
Aunque en estos días, miles de visitantes circulan por el parque, siempre encontraremos algún rinconcito tranquilo en el que descansar y disfrutar del espectáculo de los múltiples colores que nos ofrece la naturaleza, al tiempo que reponemos fuerzas para enfrentarnos al bullicio y ajetreo de la gran ciudad que nos espera fuera de los muros de la Quinta.
TEXTO: ELVIRA ALFARO
FOTOS: CARLOS R. ZAPATA
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